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  • Foto del escritorIdeas en Tinta

Una nota al viento

Actualizado: 11 abr 2020



Con la mano izquierda sobre el traste presionando tres cuerdas y la derecha en lo que llaman “caja”, Tanque está listo para comenzar un nuevo ritual. Aquel que reúne a cientos de personas en el teatro en el que desde hace meses se anunció el concierto de su banda. “Funkshow” es el nombre de la agrupación que él creó junto a sus dos amigos que hoy lo acompañan, uno en batería y otro en bajo.


“Funkshow” es también el nombre que repiten a coro cada uno de los y las presentes en aquel lugar, solicitando que comience a brotar el elixir de rock que fueron a buscar, las dos horas de música que los saque de su rutina y los conecte con algo más allá. Tanque mira a los otros dos integrantes, los tres al unísono asienten con sus cabezas de larga cabellera y las manos del líder se deslizan por

las cuerdas, haciendo estallar en pedazos el silencio del escenario. El show ha comenzado.


Una nota de Sol nace entonces formando parte del acorde del mismo nombre.

Surge desde la guitarra de Tanque y rápidamente remonta en vuelo con infinita libertad. Se acerca al bajo y se reúne con otras dos notas dando a luz a un nuevo acorde, y acto seguido repite la escena en la batería ubicada al fondo del pequeño escenario.


A lo largo de la noche la misma nota de Sol va y viene entre los instrumentos y también se hace parte del canto de los integrantes del público, hasta que se cansa del encierro y abandona aquel lugar.


El viento se vuelve cómplice de su búsqueda de horizontes y la acompaña lejos de esas veredas que descansan estáticas en las calles de Buenos Aires. El Río de la Plata se extiende bajo su cuerpo flotante en el aire del sur del mundo y una murga que llena de color la noche de Montevideo es el siguiente destino de la intrépida nota de Sol. De bombo en bombo va, de aquí para allá. Se adentra luego en las trompetas, rebota una y otra vez en las zapatillas gastadas de quienes ensayan pasos al aire.


Es entonces cuando el viento la toma nuevamente en su vientre y se la lleva más

lejos aún. Con una escala rápida por los primeros instantes de una samba en Río de Janeiro, la nota se encuentra de pronto en un amanecer que se dibuja a kilómetros de donde nació. Cae sobre tierras colombianas y cobra la forma de un vallenato que recubre con su armonía todo el país caribeño. A medida que continúa su camino hacia el norte la nota se convierte en acordes nuevos que florecen de instrumentos y gargantas.


De las rancheras en México va directo a la salsa en la isla de Cuba y se relaja con unreggae en la de Jamaica, para luego pegar un salto y aterrizar en un baile de bachata en el centro de la República Dominicana. Los pies van y vienen en pleno baile, y la nota no detiene su marcha porque hay un show de country esperando su presencia en los Estados Unidos.


¿Y una vez que llega allí se termina su viaje? Recién está comenzando. Sin que los texanos pudieran detectar su presencia sobre sus cabezas hace tan solo instantes, la nota de Sol ya ha cruzado el océano y se luce en un flamenco español, para trasladarse de inmediato al vientre de una gaita escocesa. El fuerte soplido de un muchacho la hace volar por el aire y planear a la par de una gaviota. Cae en el centro de una pista en la que hombres y mujeres danzan al compás de la tarantela en un pequeño pueblo del sur de Italia.


Más al sur aún, el territorio africano ve surgir desde las mismas entrañas de la

tierra un estruendo de bombos e instrumentos de viento que adornan movimientos festivos. La alegría convertida en baile se contagia de país en país, de comunidad en comunidad. La propia vida se sorprendería de ver tanta vitalidad en las piernas, los brazos y los torsos de aquellas personas de tez morena, que acompañan cada paso con gritos de júbilo y sonrisas de plenitud. Bailar es todo lo que les importa. Y la nota de Sol allí va, recorriendo cuerpos y surcando instrumentos.


Los kilómetros van quedando atrás para ella y está ya próxima a completar su

vuelta alrededor del mundo, no sin antes, por supuesto, fundirse en un abrazo con la cuerda de un sitar en la India.


El océano Pacífico vuelve a posarse bajo la eternidad de esa nota de Sol, que

descansa un ratito sobre el ritmo de una cueca en el sur chileno y ya está lista para cruzarbla Cordillera de los Andes. Lo hace en dirección al norte y se deja arropar por la quena debun carnavalito de Jujuy. Es hora de regresar, finalmente. Tras un largo recorrido, la notabcierra su travesía en aquellas cuerdas en las que nació.


Un último rasguido de Tanque sella el epílogo del recital en una Buenos Aires que abre las cortinas de la madrugada. Es el punto cúlmine de la presentación de “Funkshow”, así como del viaje de esta nota de Sol. En distintos puntos, con diferentes ritmos, con pasos muy diversos, la nota no dejó de brillar en su recorrido. Porque ella sabe que la música, sea cual sea su expresión, siempre es una manifestación de vida y esperanza.

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